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Alcoholismo y codependencia familiar


Dra. Alexandría Hernández Dworak

Reimpreso de (Ganar Aliados no. 17 Enero-Marzo 2005) con permiso de la Central Mexicana de S.G. de A.A., A.C.

Es la familia del alcohólico o alcohólica, quien se ve afectada y sufre de diversas formas el que uno de sus miembros sea adicto al alcohol; ante ésta, la disfunción les atañe a todos, aunque dependerá también del momento que cada miembro de la familia vive para que desarrolle sus propios síntomas.

 

Entonces hay que definir a la co-dependencia como la conducta y los pensamientos disfuncionales que producen dolor y que son repetitivos, esto como respuesta a una relación enferma y alienante con un adicto.

 

Es nuestra intención el valorar la disfuncionalidad de la familia ante el combate del alcohólico. Cuando un miembro de la familia enferma de alcoholismo y si éste es uno de los padres, el otro posiblemente elabore sentimientos diversos, entre ellos se establecerá la dificultad para mantener su relación afectiva armónica; surgirán otros sentimientos como sentirse corresponsables de la conducta de él o la que bebe; por supuesto sentirán vergüenza, misma que les lleva a autodevaluarse para sentirse competentes para ayudar al otro (a) o para separarse por la corresponsabilidad con que viven a la adicción.

Todo esto les hace sentir incapacidad e impotencia, lo que seguramente cierra el círculo entre el adicto y el codependiente. Ante esta situación la perspectiva de vida sana que le puedan ofrecer a los hijos se empobrece; si bien el adicto está en lo suyo, quizá con escasa conciencia de lo que sucede en su entorno familiar. Quizá los hijos sean los más dañados ante la falta de respeto emocional que sufren.



 

Habría que situar al menor en qué etapa de su psicodesarrollo se encuentra, pero siempre sufrirá su psique un impacto emocional que persistirá en su vida como una impronta. Los conflictos que se generan en el entorno familiar del adicto son variables, sin duda la violencia física y emocional destacan de manera sobresaliente, y dejan en el niño actitudes conflictivas respecto a la bebida y a la ebriedad que perdurarán en su psiquis y serán determinantes en cualquier momento de su vida, inclusive para reproducir la adición y sus componentes negativos.

 

El alcohólico no siempre se percata de cómo su conducta logra ser perturbada por el alcohol y cómo, de alguna manera, logra ser un agresivo potencial no sólo de sí mismo sino de su familia y por supuesto de la sociedad en donde habita. Un síntoma importante en general que llega a presentarse en los codependientes es la ansiedad; en los infantes sobresalen problemas de la conducta, y por supuesto que la depresión ocupa también un destacado lugar, por eso es que no sólo merece atención médica especializada el adicto sino también su núcleo familiar debe ser atendido. Considerando la etapa de la vida en la que se encuentre cada uno de los miembros que lo componen, los daños a los que estará se manifestarán y dependerán de la personalidad de cada quién y por supuesto de las redes de apoyo emocional con las que se cuente, el que puedan resolver el conflicto de convivir con un adicto.

Habrá que recordar entonces que cualesquier persona que esté en contacto con un adicto puede desarrollar co-dependencia, y que los síntomas que puedan presentar son variables dependiendo de la etapa de la vida en que se encuentre y de las circunstancias de su entorno, sobre todo que se corre el riesgo de que reproduzcan la adicción. Estas reflexiones nos llevarán a considerar la necesidad de que los co-dependientes reciban ayuda, ya sea médica, psicológica o con grupos de autoayuda o con una mezcla de ellas.