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Los beneficios del programa de Alcohólicos Anónimos en los adolescentes en internamiento por alguna conducta considerada como delito

Reimpreso de (Boletín Ganar Aliados no.56) con permiso de la Central Mexicana de S.G. de A.A., A.C.

Para comprender el tema, es necesario tener un marco de referencia sobre la adolescencia, para lo cual nos apoyaremos en la definición que acuña la Organización Mundial de la Salud, que la define como «El periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Se trata de una de las etapas de transición más importantes en la vida del ser humano, que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y de cambios, superado únicamente por el que experimentan los lactantes. Esta fase de crecimiento y desarrollo viene condicionada por diversos procesos biológicos. El comienzo de la pubertad marca el pasaje de la niñez a la adolescencia».

 

Así mismo, Jean Piaget considera a esta etapa de desarrollo del ser humano como la evolución del pensamiento formal abstracto, que le permite al adolescente el uso de la abstracción y de hipotetizar aplicando principios más lógicos, obteniendo así sus propias conclusiones, mismas que entran en conflicto con las normas sociales establecidas. El adolescente va a defender su posición desde su punto de vista y muchas veces, este va a estar influido por sus cambiantes estados emocionales, ya que se encuentra en una crisis de identidad. 

 

A partir de que un adolescente es ingresado a un centro de internamiento por atribuírsele la comisión o participación en hechos tipificados como delito, su adaptación a un contexto desconocido es difícil, pues como se expresó en líneas anteriores, se encuentra en conflicto con las normas sociales —que en el interior de toda institución son inevitables para la convivencia con sus iguales—, con la figura de autoridad institucional e

incluso con la misma familia.

 

La incertidumbre, los temores y el miedo le dominan ante su futuro inmediato. El haberse visto involucrado en una conducta fuera de la ley y en la resultante restricción de su libertad física, de expresión y de pensamiento (que defendía a «capa y espada» muchas veces bajo los efectos del alcohol) le resulta muy difícil. Se encuentra bajo el marco de la legalidad y disciplina, realidad que vive y no acepta, pues se le dificulta enfrentarla sin el efecto mágico que lo impulsaba. 

 

 

La colaboración de Alcohólicos Anónimos en el proceso de reintegración social del adolescente que se encuentra en internamiento, le permite no solo trabajar su recuperación personal sobre la enfermedad del alcoholismo, sino también hacerse responsable de los actos por los que se encuentra confinado, así como respetar la figura de autoridad representada por el personal de seguridad, administrativo, técnico y directivo del centro penitenciario.

 

Por otro lado, también le permite rescatar y fortalecer los lazos familiares con los miembros de su unidad familiar al compartir experiencias de vida con otros adolescentes, así como con los alcohólicos que asisten al centro de internamiento y que se encuentran en proceso de recuperación del alcoholismo a través de los Doce Pasos de recuperación de Alcohólicos Anónimos. Esta dinámica resulta determinante ya que muchas veces la falta de comunicación en casa, así como la violencia física, psicológica, abandono de alguna de las figuras paternas (o de ambas) o el acercamiento temprano a grupos parasociales en los cuales se sienten aceptados, son un común denominador.

 

El estar dentro del programa de Alcohólicos Anónimos, ya sea por haber sido canalizados por algún profesional especializado en el sistema de adolescentes al momento del análisis de su entorno biopsicosocial o por invitación de algún compañero de espacio, le permite sentirse escuchado, aceptado y comprendido. Tiene la oportunidad de expresar las emociones y sentimientos que en algún momento dejó en el olvido. Este proceso de recuperación personal le fortalece en su proceso de reintegración social, pues inicia modificando algunas conductas en la interacción con sus iguales o con la figura de autoridad del centro. Poco a poco, la comunicación, la confianza y los sentimientos más nobles con su familia se recuperan. El trabajo de recuperación en AA de los adolescentes enfermos de alcoholismo no concluye en el interior de la institución. Por el contrario, trasciende los muros cuando son externados por la autoridad jurisdiccional especializada, pues el programa de Alcohólicos Anónimos les brinda la oportunidad de tener una vida diferente que conlleva a la sana y adecuada convivencia en la sociedad, pues su recuperación es día a día y en su momento, la transmisión de su experiencia personal a otros adolescentes con el mismo problema le ayuda a evitar tener conflictos con la ley.

 

 

 

 

Mtro. Orlando Ramírez Téllez

custodio no-alcohólico

 

coordinador del comité de Información Pública