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Políticas públicas para el control del abuso del alcohol Los papeles de la familia con un adicto

Reimpreso de (Boletín Ganar Aliados no.61) con permiso de la Central Mexicana de S.G. de A.A., A.C.


Psic. Claudia Pantoja Monroy

Desde que era una niña, siempre tuve la inquietud de saber qué pasaba en Alcohólicos Anónimos, donde al preguntar siempre me decían que eran personas perdidas del alcohol y que se quieren componer, pero aún para mí, sentí que no era todo. Al ir creciendo, me llegaron unos folletos y creí haber entendido, pero fue todo. Hoy que he tenido la oportunidad, gracias a Dios, de entrar a varios centros de Alcohólicos Anónimos ha sido maravilloso, porque ya tengo mi propio concepto, ahora sé que son personas rehabilitadas y necesitadas para estar mejor con su familia, la sociedad y sobre todo con ellos mismos.

 

Mi aprendizaje con ellos ha sido grande, ahora soy amiga de Alcohólicos Anónimos. Sé que Dios me da la oportunidad por la simple razón de que soy alcohólica anónima indirectamente, lo van a saber en mi testimonio. Espero que la charla nos ayude a muchos de nosotros para salir adelante.

 

 

¿Qué papeles juegan los miembros en la familia del adicto?

 

Primeramente, está el rescatador: Tantas veces nosotras las esposas, padres, novias, amigos, etcétera, inventamos excusas por la irresponsabilidad del adicto, llámese en el trabajo o el pago de deudas, creyendo siempre que iba a ser la última vez.

 

Autoengaño por parte del adicto, y que a su vez, nosotros tampoco quisimos darnos cuenta de su forma de beber. Así también hicimos el papel de cuidador: Realizamos actividades que no nos correspondían, nos sobrecargábamos de tareas con tal de que todo marchara lo mejor posible, haciendo a veces que hasta nuestros hijos nos apoyaran, le dábamos a nuestro adicto los cuidados para que no volviera a recaer y pensamos que así él iba a cambiar.

 

El papel del rebelde: Que por lo general es un hijo, en el cual no queremos ver los problemas de conducta y solo vemos lo malo y los errores que, echándole la culpa a que es un adolescente y experimenta los cambios del crecimiento, sin querer aceptar que ambos padres contribuimos a su bajo rendimiento escolar, su problema antisocial y quizás hasta el consumo de drogas y alcoholismo; y ninguno de los padres queremos afrontar la realidad ya que pensamos que nuestros hijos no hacen esas cosas, sino que son otros padres o que son inducidos por sus amigos y que nuestros hijos nunca serán como ellos.

 

El héroe: Este es el miembro que logra todos sus objetivos con tal de que la atención sea para él y que la sociedad no le señale por la figura adicta que hay en la familia.

 

El papel del recriminador: Es la persona que nos hace sentir culpa por todos sus fracasos, haciendo caer al adicto otra vez en su alcoholismo, ya que los sermones están continuamente y en cualquier momento.

 

El desentendido: Cree no interesarle los problemas familiares, no cree que le afecten, pero se muestra por lo regular con tristeza y aislándose para entrar en sus propios problemas y al sentirse solo, se suicida porque nunca se quiso enfrentar a nada o porque creyó que sus problemas ya no tenían solución, esto aunado a la depresión que provoca ingerir alcohol y drogas que culmina en una salida rápida y en apariencia fácil.

 

Por último, el disciplinador: Es el miembro que trata de poner disciplinas y termina por agredir tanto física como verbalmente a su familia, generando la frustración, la ira y los sentimientos de culpa; este a su vez, cuando se da cuenta y quiere arreglar los vínculos familiares ya no se puede, debido a que la familia ha sido lastimada en todos los sentidos y se encuentra enferma y disfuncional.

 

Desgraciadamente hemos vivido estos papeles sin darnos cuenta o sin querer afrontarlo; nos ha dolido mucho y nos sentimos fracasados en nuestra vida personal, matrimonial y familiar. Nos han dañado mucho porque no quisimos darnos cuenta a tiempo y pedir apoyo, hasta que vimos un abismo negro, o se ha vuelto un intolerable vivir con una persona adicta. 

 

Caemos en el error de preguntarnos ¿Qué haríamos sin él o ella? porque en nuestra mente solo estaba que los amamos demasiado y que el amor lo resuelve todo; sin pedir ayuda pensamos que nosotros lo podemos resolver, o ¿Qué voy a hacer sin él o ella?, «yo no sé hacer nada» o «no puedo dejarlo por mis hijos» (refugio equívoco regularmente en las mujeres) y se vive con la incertidumbre de qué va a pasar con nosotros. Nos quejamos y culpamos a Dios por nuestras acciones, aunque también seguimos pidiendo por nuestros hijos.

 

A mis amigos de los grupos les digo, tenemos que empezar de nuevo a enamorarnos de nuestra pareja y, sobre todo tener paciencia, ya que las heridas que se han hecho por largo tiempo no desaparecen de la noche a la mañana. Debemos aprender a convivir con nuestra pareja y con nuestros hijos donde por consecuencia, la visión de ellos hacia el adicto ya es de desconfianza y que una vez más van a recaer; pero con amor, fe, paciencia, esperanza y algo muy importante, perseverancia van a salir adelante, poniéndole muchas ganas para que sea una experiencia más en el camino de la vida, la cual es muy corta y tenemos que vivirla al máximo cada día. También poner mejor atención a nuestra pareja y a nuestros hijos para poder constituir realmente una familia con mejor calidad de vida.

 

En mi vida personal, también pasé uno de estos papeles, me duele a veces mencionarlo, pero estoy en el proceso de salvar mi matrimonio porque, a pesar de su problema aún amo a mi esposo y quiero formar una bonita familia, empezar de nuevo con nuestras raíces porque cuando Dios me regale un hijo, deseo que esté orgulloso de nosotros por traerlo al mundo.

 

Quizá no les entregue mucho aprendizaje, pero ustedes me han dado mucho más, no solo comparten sus problemas, sino que también me regalan su amistad y me hacen una persona con más experiencia. Por eso comparto esto, para no caer y saber cuándo buscar ayuda a tiempo, no solo en Alcohólicos Anónimos como una de las mejores instituciones de ayuda a las personas con adicciones, sino también espiritualmente como lo es la iglesia (diferentes doctrinas); así como también médica; esto como ya sabemos por el grado de daño físico, psicológico, espiritual y social, al que se llega en las diferentes adicciones. Mil gracias.

 

 

(Ganar Aliados, núm. 19, pág. 8)

Grupos de autoayuda para el tratamiento de las adicciones