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El alcoholismo en los indígenas: un acercamiento Parte 1

Reimpreso de (Boletín Ganar Aliados no.61) con permiso de la Central Mexicana de S.G. de A.A., A.C.


Por Carlos Culebro Sosa

 

Coordinador Estatal de la Red de Universidades para la Prevención de las Adicciones (reuna/Chiapas)

 

Según el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la onu, existen en el mundo 370 millones de indígenas; y «...las medidas de salud no han sido apropiadas para atenderlos».

 

Como bien sabemos nuestro país es multiétnico. Cerca del diez por ciento de su población es indígena, porcentaje que se incrementa considerablemente en entidades como Chiapas, en donde los tzeltales y tzotziles (o chamulas), son los grupos mayoritarios. En ellos, el abuso de alcohol repercute negativamente en su salud, sobre todo en la etapa productiva de su vida.

 

La presencia en esas sociedades de bebidas embriagantes desde tiempos inmemoriales, ha llevado a suponer que la alcoholización es una peculiaridad esencial de la condición de indígena. Si el autor de este artículo compartiera esa idea, acá terminaría este escrito. La abstinencia en quienes se incorporan a Alcohólicos Anónimos (AA) o adoptan el protestantismo como religión, muestran que sí es posible superar esa adicción entre ellos, reconociendo que no son las únicas estrategias; y la prevención de dicho fenómeno debe ser prioritaria.

 

La economía indígena es básicamente de subsistencia, dedicándose también a la venta de artesanías. Estas dos circunstancias son observadas, sobre todo cuando el trayecto Tuxtla Gutiérrez-San Cristóbal las Casas se hace por lo que ahora es denominada «la carretera vieja». Lo que más ingieren los grupos étnicos de todo el país — y Chiapas no es la excepción — es el brebaje que resulta de la fermentación del maíz denominado aguardiente u otro tipo de bebidas de alta graduación. El común denominador de esos productos es su baja calidad sanitaria.

 

El consumo de esas bebidas en los aborígenes constituye, como en el resto del territorio nacional, el principal tipo de adicción que se registra entre ellos. Su ingesta está fuertemente relacionada con ritos y ceremonias que se transmiten de generación en generación como la fiesta del santo patrono, la concertación de matrimonios o curaciones de la medicina tradicional; pero también se le asocia con el uso del tiempo libre, el machismo, la publicidad de esos productos y los deseos de evadir una realidad desagradable. 

Sobre lo último, no es fortuito que el organismo citado al inicio de esta nota haya establecido en el 2005 el objetivo de erradicar la pobreza extrema y el hambre en esas zonas, como una medida para reducir esta grave problemática.

 

En estas regiones, hombres y mujeres ingieren casi las mismas cantidades de licor, aunque no juntos, es mal visto el que no bebe o lo hace a un ritmo menor que los otros (u otras). Los daños por esta adicción son altos debido a la dependencia alcohólica, los trastornos en el hígado, las riñas que con relativa frecuencia llegan al homicidio, los accidentes asociados a una borrachera, y los suicidios inclusive. Atender el fenómeno que se analiza, en donde la meta sea disminuir los problemas de salud y sociales derivados del abuso de bebidas alcohólicas, debe llevarlo a cabo un equipo inter y multidisciplinario, partiendo del conocimiento de la comunidad y — aunque parezca contradictorio — de obediencia a sus costumbres. No es una tarea fácil, si se considera la alta dispersión y la incomunicación generalizada de los pueblos indígenas, incluso entre los que hablan una misma lengua.

 

El enfoque desde varias perspectivas disciplinarias es indispensable, ya que la mayoría de las investigaciones sobre este tema tienen un sustento médico, en detrimento de los estudios de corte social y cultural. Otros obstáculos que deben ser superados lo constituyen aquellos sujetos que solo hablan su dialecto; asimismo, los centros de atención a la salud son limitados o inexistentes debido a la marginación de sus comunidades; sin embargo, hasta en las localidades más alejadas y abandonadas, se cuenta con el invaluable apoyo de Alcohólicos Anónimos. Otra dificultad son los movimientos migratorios a que se incorporan, en busca de mejores oportunidades de trabajo y de vida, favorecido por sus condiciones de miseria.

 

No se trata de hacer programas desde el exterior, como lo es este bosquejo, sino con la colaboración de los integrantes de la comunidad, en donde los médicos tradicionales deben desempeñar una importante función. También debe incluirse la participación de los grupos de Alcohólicos Anónimos. El Consejo Nacional contra las Adicciones (conadic), tiene recopiladas importantes aportaciones teóricas y prácticas en este rubro, del que se extraen ideas para esta nota. Las acciones deben abarcar servicios de control y reglamentación de la producción, comercialización, distribución y consumo de bebidas alcohólicas; de prevención, tratamiento, así como de investigación, seguimiento y evaluación; todo ello, con la ayuda de instituciones públicas y privadas de las propias comunidades a quienes va dirigido. El material educativo que se elabore, deberá estar escrito en el o los dialectos que correspondan.

 

En suma, el alcoholismo daña mucho al indígena, que por su misma condición está indefenso y es frágil; vale la pena desarrollar acciones para evitarlo.

 

 

 

 

 

Continuará...